TALLER DE PINTURA Y COLOR. PEC 2. ADAPTACIÓN DE UNA PALETA (Primera entrega)

El ser humano a lo largo de los tiempos ha intentado representar la realidad que le rodea y para ello se ha servido del dibujo y del color, supeditados éstos a las normas (religiosas o científicas) de cada época, como podemos observar en las obras pictóricas que han llegado hasta nosotros/as. Qué duda cabe, además, que estas herramientas se conviertan en un medio o mecanismo que permite al autor expresarse en función de aquello que quiere representar y cómo quiere hacerlo.

Por ese motivo resulta interesante realizar un barrido histórico de lo que comentamos a través de tres obras: Un domingo por la tarde en la Grand Jatte, G. Seurat (1884), El grito, E. Munch (1893) y Velada snob en casa de la Princesa, J.Miró (1946).

 

Un domingo por la tarde en la Grand Jatte, G. Seurat (1884)

El impresionismo supone una ruptura con el Renacimiento en tanto en cuento intenta representar la realidad tal y como el ojo lo ve, sin embargo, siguen estando muy presentes los dictámenes y normas de las academias de bellas artes. A partir del postimpresionismo o neoimpresionismo se producirá un punto de inflexión ante las mismas. Etapa a la que corresponde la obra que nos ocupa.

A nivel de estilo, y hablando en términos de generalidades, se caracterizan por el uso de colores vivos, pinceladas rápidas y temática propia de la vida real.

Esta obra que narra una secuencia de una tarde de paseo a orillas del Sena tardó en ser pintada alrededor de 3 años, ya que Seurat se centró en el paisaje del parque, haciendo y rehaciéndolo en varias ocasiones. Como podemos observar presta un especial cuidado en la elaboración de las figuras y el uso de la luz y el color, para ello utiliza la técnica del puntillismo con pinceladas rápidas que parte del estudio de la teoría del color, de tal modo se unifican dichos puntos a vista del observador.

Utiliza colores brillantes con tonos amarillos para las zonas iluminadas en combinación con naranjas y azules, para oscurecer la obra con marrones. Además, es interesante destacar que empleó el nuevo pigmento “amarillo de zinc”. La gama cromática tiende a los colores fríos (azules y verdes) que se compensan con los cálidos (amarillo y naranja) en las zonas de luz.

Los colores primarios utilizados amarillo y cian se complementan con sus análogos formando parte del paisaje, de tal modo, se da una sensación de unidad a la imagen y quietud, que lo acrecentan los tonos fríos.  Los colores complementarios como el naranja, violeta y rojo (de azul, amarillo y verde respectivamente) se entremenzclan en las figuras del paisaje para darles notoriedad y hacer que resalten.

Respecto a la composición, podemos decir que es asimétrica, ya que sitúa a los elementos de forma desigual si trazamos un eje imaginario que lo divide en dos, pero sin perder unidad, dando de este modo sensación de calma, tal y como lo hace con el uso del coloro.

 

El grito, E. Munch (1893)

Quizás Munch sea la figura más representativa del expresionismo, paso posterior al impresionismo, ya que, si bien se pretendía por parte de estos captar las impresiones de la vida cotidiana, ahora se centran en algo más subjetivo como son las expresiones y los sentimientos. Para ello el uso del color será completamente determinante y tendrán claras influencias de sus predecesores.

En este caso, la archiconocida obra es el título de cuatro cuadros y cuya versión más famosa se encuentra en la Galería Nacional de Noruega (pintada en 1893), siendo una de ellas parte de una colección particular. Además, esta obra ha sido objeto de varios tonos de gran repercusión mediática a nivel mundial.

Las cuatro versiones de las que hablamos muestran una figura con apariencia andrógina en un primer plano que expresa una sensación de ansiedad o angustia en medio de un paisaje, de ahí que no sólo se represente mediante el dibujo en sí si no el uso de colores cálidos de fondo, luz semioscura. Los todos fríos se pierden en el punto de fuga para darle más intensidad.

En esta obra predomina  el color azul (primario) y su complementario naranja.  La situación de estos tonos resulta vital en la obra. Los tonos cálidos en el cielo, no hacen otra cosa que transmitir la angustia del sujeto principal, y serán los tonos fríos como el azul los que la enmarquen.  Los colores análogos tanto del azul como del naranja, se mezclan con estos para incidir en las sensaciones que quiere expresar el artista, como podemos observar en el cielo.

La composición acentúa esa sensación por el primer plano y la aparición difusa de las dos figuras con sombrero al fondo y el cielo arremolinado.

La pincelada es violenta y la utilización de planos bidimensionales redundan en este sentido.

Velada snob en casa de la Princesa, J.Miró (1946)

Las vanguardias suponen un hito más en la historia del arte, y como en otras épocas una verdadera ruptura con etapas anteriores, innovando en el sentido de entender el arte, la manera de expresarse plásticamente y la forma de expresarlo. Dentro de las vanguardias distinguimos dos momentos: la etapa formalista y el dadaísmo o surrealismo.

La obra que vamos a analizar se encuentra situada dentro de esta etapa surrealista.

J. Miró es un prolífico artista catalán que destaca internacionalmente por su cerámica, pintura y escultura.

Velada snob en casa de la Princesa se trata de un cuadro de tinta china y gouache pintado sobre papel y que podemos visitar ene l Museo Guggenheim de Bilbao.

Podemos apreciar el personalísimo y característico estilo del autor y su uso de formas orgánicas que rompen con la geometría a través de figuras abstractas y el uso de colores brillantes y líneas curvas. Su obra está además cargada de un alto simbolismo y sentido del misterio que está encontraste del uso de colores primarios, siempre acompañado de algún complementario como el naranja o el verde para equilibrar la composición. Esta obra tiene el color gris verdoso como fondo, que hará que el propio dibujo resaltado por el negro, el azul y amarillo tengan toda la atención del espectador.

A pesar de la abstracción en el dibujo de las figuras y el uso de colores planos, la composición se encuentra perfectamente equilibrada, ya que reparte el peso de la obra en dos mitades (si la dividimos en un eje imaginario) con igual importancia en dibujo y color.

 

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